El concepto de cosechabilidad es fundamental para la agricultura moderna, ya que se refiere a la eficiencia con la que una planta convierte su biomasa total en producto cosechado, como granos u otras partes económicamente útiles.
Esta eficiencia, representada por el Índice de Cosecha (IC), es de gran relevancia en la evaluación de la productividad y en la comparación entre cultivares.
Sin embargo, el logro de altas tasas de IC depende de un complejo equilibrio entre la genética, el medio ambiente, el manejo agrícola y la adopción de soluciones y tecnologías adecuadas a la realidad del campo y sus necesidades.
En este artículo, exploramos los factores clave que afectan a la IC y analizamos las formas de optimizarla. ¡Sigue adelante y que tengas una gran lectura!
¿Qué es la cosechabilidad?
El concepto de cosechabilidad se utiliza para describir la capacidad de una planta de dirigir su energía para producir lo que se va a cosechar, midiéndose por la fracción de grano/biomasa en relación con la materia seca total.
Esta capacidad se mide a través de métodos cuantitativos, y se define el Índice de Cosecha (IC), que compara la cantidad de granos/biomasa con la materia seca total de la planta. Cuanto mayor sea el IC, mayor será la proporción de la planta que se destinó al producto final.
Sin embargo, la capacidad de cosecha puede variar significativamente dependiendo de las condiciones ambientales, como el clima, la disponibilidad de agua, los nutrientes, así como la forma en que se lleva a cabo la plantación.
Según un estudio publicado por un grupo de investigadores de Embrapa:
“Las adversidades ambientales generalmente resultan en menos IC. Los estudios han demostrado que el IC de un cultivo está marcadamente influenciado por la densidad de siembra, la disponibilidad de agua, los nutrientes y la temperatura en la temporada de crecimiento“.
En este sentido, una planta puede tener una tasa de cosecha alta en una situación y una baja en otra, aunque sea genéticamente similar. Este aspecto, según indican los investigadores, dificulta el uso del índice por sí solo como único criterio para comparar o elegir cultivares.

Elementos que inciden en la facilidad de cosecha
Como hemos visto anteriormente, la cosechabilidad, definida como la fracción de la materia seca total de la planta destinada a los granos, es una medida ampliamente utilizada para evaluar la eficiencia productiva de los cultivos agrícolas.
Sin embargo, los índices de productividad medidos por el IC están fuertemente condicionados a una serie de factores que impactan el crecimiento y desarrollo de los cultivares a lo largo de sus ciclos.
Entre los principales factores de influencia se encuentran los de carácter ambiental y genético, así como los relacionados con el manejo de los cultivos.
Factor | Elementos o condiciones asociadas | Efectos sobre la IC |
Medioambiental | Temperatura; Disponibilidad de agua; Suministro de nutrientes en el suelo; | El estrés térmico, hídrico o nutricional reduce la IC al limitar la producción o partición de la biomasa. |
Genético | Potencial genético de la asignación de biomasa (ICG); Cultivar utilizado; | El ICG representa la capacidad máxima para asignar biomasa al grano; Las desviaciones en el campo ocurren debido a factores ambientales. |
Manipulación | Espaciamiento entre plantas; Densidad de siembra; Época de plantación; | Influyen en la competencia por la luz, el agua y los nutrientes, afectando directamente al IC. |
Factores ambientales
En el primer aspecto, los factores ambientales ejercen una influencia directa sobre la capacidad de la planta para sintetizar, acumular y translocar fotoasimilados. Por ejemplo, condiciones como:
- Temperatura;
- Disponibilidad de agua;
- Aporte de nutrientes en el suelo.
Los ambientes que imponen estrés hídrico, nutricional o térmico tienden a reducir la IC, ya que limitan el potencial de producción total de materia seca o comprometen la partición eficiente de esta biomasa.
Genética
Además de los aspectos ambientales, el material genético utilizado también interfiere directamente con el índice de aprovechabilidad. Cada cultivar tiene un potencial intrínseco para la asignación de biomasa a los granos, lo que se denomina índice de cosecha genética (GCI).
De acuerdo con investigadores de Embrapa Maíz y Sorgo, este segundo índice se define como “la máxima expresión de la capacidad genética del material para resultar en una partición útil para la agencia económica de interés”.
Así, al evaluar el ICG y las posibilidades de la genética en el mejoramiento genético de cultivos, los investigadores antes mencionados concluyeron que las desviaciones entre el IC observado en el campo y el ICG se atribuyen principalmente a las limitaciones impuestas por el medio ambiente.
Manipulación
En cuanto a las prácticas de manejo, las principales influencias están relacionadas con el espaciamiento de las plantas, la densidad de siembra y el tiempo de siembra, también influyen en el IC al interferir en la competencia por la luz, el agua y los nutrientes.
Al mismo tiempo, la ausencia de equipos, recursos tecnológicos o soluciones desarrolladas para el campo también contribuyen a los cambios en la IC al afectar directamente la gestión y gestión de las unidades de producción.
Por lo tanto, la interacción entre la genética, el medio ambiente y el manejo debe considerarse de manera integrada en la interpretación del IC, especialmente cuando se buscan comparaciones entre cultivares o proyecciones de rendimiento bajo diferentes condiciones de cultivo.
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¿Cuál es la metodología que define el índice de aprovechabilidad?
La metodología para definir la cosechabilidad involucra múltiples factores, abarcando procedimientos que consideran tanto las condiciones agronómicas como las operativas del cultivo analizado.
En un estudio realizado en la Unesp, se elaboró una propuesta de metodología para la medición del IC, evaluando la cosecha mecanizada de la caña de azúcar.
Teniendo en cuenta este estudio, cada parcela a cosechar se evalúa de acuerdo a seis variables principales:
- Tamaño del campo de caña de azúcar;
- Productividad estimada;
- Alineación entre filas;
- Posición del grupo en relación con el suelo;
- Cuesta;
- Sistematización del terreno.
Cada uno de estos factores recibe una puntuación del 1 al 5, siendo 1 la peor condición y 5 la mejor. Posteriormente, se aplica un análisis de componentes principales (ACP) para identificar qué factores tienen mayor variabilidad y, por tanto, mayor peso en la composición del índice.
El índice final se calcula mediante la siguiente fórmula, donde F es el factor y P su ponderación respectiva:
Índice de Cosechabilidad | F1*P1 + F2*P2 +… Fn*Pn P1 + P2 + Pn |
¿Cómo optimizar la cosechabilidad?
El aumento de las tasas de cosechabilidad implica maximizar la proporción de biomasa vegetal que se convierte en producto cosechado, a través de prácticas integradas que combinan ambos aspectos del cultivo y la gestión de los procesos agrícolas.
Por lo tanto, en el primer aspecto, es fundamental minimizar las interferencias como el estrés hídrico, térmico o nutricional, y adoptar una planificación técnica que considere la densidad de plantación, el tiempo de siembra y el espaciamiento entre hileras.
Además de estas prácticas agronómicas, la automatización y la digitalización de los procesos agrícolasjuegan un papel central en la optimización del Índice de Cosecha.
Las herramientas de gestión que integran la planificación agrícola, el control de insumos, el análisis del clima y los datos operativos permiten tomar decisiones más precisas y adaptables. Por ejemplo, realizar un seguimiento continuo de variables como la productividad, como la calidad del suelo.
Asociar las mejores prácticas en el manejo de cultivos con tecnologías en agricultura que permitan una mayor eficiencia en toda la cadena productiva.
Con esto, es posible actuar con anticipación, ajustando la preparación del suelo, el manejo y la sistematización de la tierra, lo que impacta directamente en la calidad y el rendimiento de la cosecha.
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Conclusión
En este artículo, aprendió sobre el concepto de cosechabilidad, sus factores determinantes y las estrategias para su optimización.
Como hemos visto, el Índice de Cosecha (IC) mide la fracción grano/biomasa en relación con la materia seca total, cuantificando la eficiencia productiva de un cultivo y destacando la importancia de integrar variables tecnológicas, genéticas, ambientales y de manejo.
En este sentido, la adopción de prácticas sostenibles, combinada con el uso inteligente de las tecnologías agrícolas, representa un camino estratégico esencial para maximizar la IC.
Al adoptar soluciones digitales que integran datos climáticos, de suelos, de productividad y de logística operativa, el productor rural aumenta potencialmente el IC, además de reducir las pérdidas y mejorar la sostenibilidad del sistema de producción.
Por lo tanto, optimizar la cosecha requiere conocimientos técnicos, análisis estratégicos y herramientas adecuadas a la realidad del campo.
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