La adaptación al cambio es una de las metas a alcanzar para los profesionales de cualquier disciplina o área, principalmente en lo que respecta a la gestión corporativa, operativa y el negocio.
Con la pandemia como principal impulsador, muchas tecnologías que comenzaron a crecer hace algunos años, en las últimas semanas se consolidaron, demostrando su valía e importancia. Entre ellas, la nube y el SaaS que hoy aparecen como herramientas clave en TI, revalorizadas y, sobre todo, indispensables para el futuro que se nos adelanta.
Como la interacción física se vio reducida al mínimo debido al distanciamiento social, muchas empresas e instituciones de todo el mundo dieron un vuelco repentino hacia soluciones digitales alojadas en la nube para mantener su productividad.
En EE.UU., Europa o América Latina, los empleados de empresas no esenciales trabajan de forma remota. Las escuelas y universidades también aprovechan las videoconferencias y las plataformas de aprendizaje en línea para facilitar el aprendizaje a distancia a través de conferencias en vivo o grabadas.
En este sentido, cabe la aclaración de que el SaaS es un subconjunto de cloud computing. Sin embargo, es importante tener en cuenta que no todos los modelos SaaS están integrados en la nube. Los productos o aplicaciones de SaaS pueden construirse en un terminal local e implementarse en un servidor basado en la nube. El producto en sí es accedido y utilizado a través de un navegador web.
Hoy el SaaS es el mayor segmento del mercado Cloud, y en este sentido, Gartner visualiza su crecimiento en un 22%, hasta llegar este año a los US$73.600 millones. Asimismo, se espera que el gasto en SaaS suponga el 45% del gasto total de software de aplicaciones en 2021. Por su parte, según IDC, más del 43% de las organizaciones señalan que, en un plazo de cinco años, la mayor parte de su capacidad de TI se entregará a través de servicios de nube pública, y que, dentro de tres, van a tener acceso a un 78% de los recursos informáticos a través de alguna forma de nube pública, privada o híbrida. En este sentido, la consultora afirma que la adopción de soluciones de Cloud Pública se está acelerando debido a su flexibilidad, principalmente en SaaS.
Las ventajas de una aplicación SaaS son que tiene un tiempo de instalación más rápido y que no tiene que preocuparse por futuras actualizaciones, dado que las realiza el proveedor de alojamiento.
Sin embargo, a pesar de las ventajas, SaaS tiene algunos inconvenientes. Una desventaja de una aplicación SaaS es que hay una capacidad limitada para personalizar su implementación. Con la nube, no se requieren actualizaciones ni mantenimiento, y el almacenamiento de archivos puede ocurrir casi instantáneamente. Los beneficios adicionales son un menor coste, una mayor seguridad y que la nube tenga acceso a una mayor ‘potencia’ para realizar cálculos sólidos, si es necesario. Los productos de la nube pueden hacer copias de seguridad de los datos automáticamente, evitando que pierda todos sus datos.
La posibilidad de operar en la nube, frente al tradicional equipamiento físico, permite, entre otras cosas, que todos aquellos que tengan los permisos adecuados, puedan operar remotamente en forma segura, sin interrupciones y a demanda. Esta posibilidad es una gran ventaja adicional en épocas de aislamiento, ya que la administración, configuración, actualización y operación se puede hacer también en forma remota sin necesidad que el personal calificado deba estar en contacto con el datacenter físico de la empresa.
En una mirada más allá de la pandemia, la nube permite pagar solo por los servicios que se consumen, permitiendo de esa forma adaptar la infraestructura de sistemas a la estacionalidad de cada negocio. En otras palabras, la tradicional inversión de IT pasa a ser un mero gasto corriente, con las ventajas que otorga la administración remota en un contexto sanitario como el actual.
En un contexto como el actual, muchas dudas invaden nuestros pensamientos. Cuál será el rol que empresas y ciudadanos tendrán que jugar en un mundo postpandemia es una de ellas. Sin embargo, también hay algunas certezas, como el hecho de que la tecnología en general y la nube en particular serán herramientas necesarias e indispensables para el desarrollo de esa nueva normalidad.
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